CON UNA COMPOSICIÓN DEDICADA AL OLIVO, NUESTRO ALUMNO AGUSTIN FLORES,GANA DEL CERTAMEN DE POESIA DE CAMPILLOS.

Fotografía de Jerónimo Alba

Nuestro alumno del Plan de Patrimonio Agustín Flores, resultó ayer ganador del XVII Certamen de Poesía José María Quiles promovido por el Ayuntamiento de Campillos. Una convocatoria que tiene por objetivo estimular la creación literaria en el ámbito de la poesía.

Os dejamos al pie la composición para vuestro conocimiento y desde el CEPER, le mandamos nuestra felicitación a la vez que le animamos a seguir desarrollando la composición poética, ahora que ya se ha iniciado con tanto éxito.



UN CANTO AL OLIVO

Cuando en los atardeceres oscuros del otoño,
columbro tu viejo tronco de historia carcomido,
tus raíces desnudas como garras encrespadas
y al tornasol de la luna, tu arracimado fruto
como collares suspendidos de verdes esmeraldas,
yo no tengo voz, olivo, sino para cantar tu gloria.

No hay más verdad en estas tierras que la tuya,
ni más rey que tú sobre sus campos de sed y de lamentos.
Hijo has nacido, del brazo ilusionado del esfuerzo,
del agua, de la brisa, del sol y del suelo generoso,
abonados por el sudor de tanta gente
y el sueño de tantas manos que te amaron.

Tu amargo sabor, el de tus hojas y el de tu fruto,
evocan lejanos quejios del cante jondo,
aquellos cantares rebeldes del flamenco,
tan llenos de amargura y de sentimiento,
que entonaron braceros andaluces a tu sombra
en un ritual de pena, dolor y sufrimiento.

Trabajo y sudor fluyen juntos por tus ramas
y por tu savia egregia de ibero soldado del silencio.
Pero a mí me duelen tus heridas, olivo,
los navajazos malditos que te dió el tiempo,
aunque te hayan hecho fuerte, humilde y viejo,
enhiesto sobre los codriales ásperos,
enhiesto sobre los blanquizares frescos,
Sí, a mí me duelen tus heridas, olivo,
tu sed de verano, las negras heladas de invierno,
hasta el glifode, el repilo o el verticillium......
que tan sin vida dejan tus ramas y tu estructura,
y tan de todo te dejan huérfano.

Cuando laboro tus calles y respiro el aroma
de tu flor de mayo, a veces veo en ti, un loco inmóvil
con los brazos agitados y desmadejados por el viento,
otras, eres soldado de un ejército varado,
desarmado y recostado entre sierras y barbechos,
otras, un bosque infantil de verdes suspiros,
las más, un verde mar andaluz de sueños pintado.

Olivo, yo alzo mis brazos como tú, al cielo,
a la luz de ese sol que nace cada día
y beso tus pies anclados a esta tierra brava, 
que son pilares de Andalucía. 

Tú, olivo,  en el pico de palomas, eres la paz
y entre tus frutos nace hoy, la firme esperanza 
de la tierra mía.